Dos segmentos consecutivos de la figura (por ejemplo los segmentos o n) nunca son iguales, si lo fueran tendríamos un rombo, de ello se desprende que sus ejes de simetría nunca son ortogonales.
Un romboide siempre se puede inscribir en un rectángulo de manera que los triángulos sobrantes (en color verde) se pueden transformar uno en el otro mediante una simetría central.
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